La contaminación marina por vertidos de hidrocarburos procedentes de buques tanque es un fenómeno reciente debido al desarrollo de los países industrializados que utilizan como materia prima al petróleo. Ello queda de manifiesto al analizar los accidentes de diez buques tanque (Torrey Canyon, Metula, Urquiola, Amoco Cadiz, Exxon Valdez, Aegean Sea, Braer, Sea Empress, Erika, y Prestige) en el período 1967-2002. Tales accidentes, entre otros, han generado a escala mundial una mayor sensibilización hacia el problema de la contaminación marina, traduciéndose ello en la creación de convenios, legislaciones, acuerdos y paquetes normativos dirigidos a la prevención, lucha y resarcimiento de daños provocados por la misma. En el plano preventivo son a destacar el Marpol 73/78, los Convenios Intervention 1969 y OPRC 1990, así como los Paquetes Erika I, II, y III. Otros convenios regulan las indemnizaciones a las partes afectadas ante un derrame de hidrocarburos, tales como el Convenio de Responsabilidad Civil de 1992. La estadounidense Oil Pollution Act de 1990 engloba ambos aspectos. La comparativa realizada entre los sistemas de responsabilidad internacionales OMI y la OPA 90 arroja como resultado el que la OPA90 es mucho más restrictiva en casi todos los puntos analizados. Se finaliza con un estudio de las consecuencias normativas, y la resolución de los accidentes dentro y fuera de la susodicha normativa analizada, haciendo hincapié en las cuantías indemnizatorias pagadas a las víctimas de las mareas negras.
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