El arquitecto Rafael de La-Hoz irrumpe en Córdoba recién titulado en 1950. Sus conceptos y formalizaciones destacan inmediatamente por el contraste de su voluntad modernizadora con las de un contexto provinciano, agreste e historicista. La ejecución con José Mª García de Paredes de la Cámara de Comercio e Industria, donde intervendría Jorge de Oteiza, marca una inflexión en el panorama de la ciudad, reforzada por la ejecución de locales comerciales y viviendas unifamiliares en una marcada tendencia del Movimiento Moderno, ausente hasta entonces en la ciudad. La obtención en 1956 del Premio Nacional de Arquitectura por el Colegio Mayor "Aquinas", de Madrid, lo catapultó a la fama y a la consideración a escala nacional. Arrastró con su arquitectura y vinculación con las artes plásticas al elenco arquitectónico y artístico, al menos, en el ámbito local. Su preocupación por la vivienda social le hizo estudiar diversas tipologías que ofrecieran una solución económica y arquitectónica a necesidad tan perentoria. Igualmente se podría decir sobre temas escolares y docentes. Además de eso realizó una ingente producción de equipamientos y viviendas plurifamiliares, incrementando su estudio con otros profesionales. Un breve encaje biográfico nos acercará a la importancia de ciertas circunstancias influyentes en su acceso a obras importantes. Su aprendizaje continuo y las líneas de su pensamiento, más calladas al inicio profesional y más pródigas según el avance de su edad, se muestran en las distintas ocasiones que tuvo de pronunciamiento. Un análisis de su obra por tipos y por cronología nos hablará de la importancia de su figura en el panorama de la segunda mitad del siglo XX. Un comparativo de su evolución sobre algunos aspectos como fachadas, escaleras, terrazas, etc, acaban por dibujarnos la categoría de su enorme producción.
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