Esta tesis doctoral tiene como objetivo abordar los factores determinantes de la orientación emprendedora entre las empresas de la industria agroalimentaria en España. Concretamente, estudiamos el efecto directo e indirecto, a través de las capacidades dinámicas, que tiene el capital social sobre el desarrollo de una orientación emprendedora superior.
La literatura destaca la importancia de la orientación emprendedora como un factor clave que permite generar diferenciación, mejorar la adaptación a los cambios y tendencias del mercado e inducir al aprovechamiento de la incertidumbre. Aunque existen numerosas evidencias empíricas que vinculan la orientación emprendedora con el resultado, son escasos y ampliamente demandados los trabajos que profundicen en sus antecedentes. La teoría del capital social ha cobrado una importancia creciente en el campo de la dirección de empresas, siendo diversos los trabajos que muestran las ventajas de las redes sociales. A pesar de las numerosas aportaciones realizadas, no encontramos estudios que hayan investigado en profundidad la relación entre las dimensiones del capital social ¿estructural, relacional y cognitiva- y la orientación emprendedora. Consideramos que un análisis global del impacto del capital social puede difuminar la intensidad de los efectos de sus dimensiones. Desde el enfoque de las capacidades dinámicas, el éxito competitivo surge gracias al desarrollo y la reconfiguración continua de los recursos y capacidades de la empresa. Consideramos que este enfoque puede conectar los recursos arraigados en la red de relaciones poseída por la empresa y su transformación, adaptación y aprovechamiento para el desarrollo de una orientación más emprendedora.
El estudio empírico de esta tesis doctoral se centra en las empresas de la industria agroalimentaria en España. Creemos que esta industria es un marco adecuado para abordarlo, ya que el capital social incluye aspectos culturales y sociológicos que se desarrollan con el transcurso del tiempo. Así mismo, la tendencia actual de la industria justifica el estudio de la orientación emprendedora, ya que aumenta el interés por el desarrollo de innovaciones, la mejora de la satisfacción del cliente y la anticipación a los cambios del entorno.
Los resultados obtenidos muestran cierta heterogeneidad en la relación directa de cada dimensión del capital social y la orientación emprendedora. Mientras que el capital social relacional y cognitivo muestran un efecto positivo y significativo, el capital social estructural presenta un efecto negativo, aunque no significativo, que puede deberse a problemas de redundancia de información, inercia y bloqueo interno por la pertenencia a una red densa. El principal resultado de nuestra investigación es la determinación del importante papel que ejercen las capacidades dinámicas como factor conductor del capital social hacia una orientación emprendedora superior. Las capacidades dinámicas median totalmente la relación entre las dimensiones relacional y cognitiva del capital social y la orientación emprendedora. Así mismo, al incorporar las capacidades dinámicas como variable mediadora entre el capital social estructural y la orientación emprendedora, la relación negativa inicial se convierte en significativa, observándose un efecto supresor de las capacidades. Por tanto, una elevada densidad y fortaleza de la red no desincentivará la orientación emprendedora, siempre que las empresas la orienten a reforzar el papel conductor de las capacidades dinámicas.
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