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Prevención de la conducción influenciada por medio de los mapas del crimen: un análisis desde la aplicación de las teorías criminológicas ambientales a la seguridad vial en Elche

  • Autores: José Eugenio Medina Sarmiento
  • Directores de la Tesis: Fernando Miró Llinares (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad Miguel Hernández de Elche ( España ) en 2013
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Miguel Domingo Olmedo Cardenete (presid.), José R. Agustina (secret.), Angel Egido (voc.), Richard David Hartley (voc.), David L. Morillas Fernández (voc.)
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: RediUMH
  • Dialnet Métricas: 1 Cita
  • Resumen
    • Los accidentes de tráfico constituyen un problema de primer orden para las sociedades modernas, el número de vidas perdidas, las consecuencias de las lesiones que provocan y en definitiva, los daños generados a cientos de personas año tras año, han convertido al fenómeno de la accidentalidad en una epidemia de proporciones similares a enfermedades como las isquémicas o el cáncer. Desde el punto de vista de las causas, la literatura científica ha descrito ampliamente un conjunto de factores presentes ineludiblemente en gran parte de los accidentes. La clásica atribución causal a la vía, el entorno y al hombre , ha sido una constante para la investigación, mostrando que es este último factor al que mayor peso diferencial se puede imputar y que dentro de él, el consumo de bebidas alcohólicas o drogas se ha mostrado como uno de los más relevantes por el número de casos en los que está presente y por lo irracional del comportamiento, dada la clara relación ingesta de alcohol, conducción y accidente. Con el fin de paliar este importante problema de salud, la investigación ha propuesto una serie de medidas desde el punto de vista preventivo, basadas principalmente en tres tipos de estrategias; por una parte se han realizado ingentes inversiones en la mejora de las infraestructuras y la seguridad de los vehículos, por otra, se han diseñado programas educativos y formativos para dar a conocer las consecuencias de los accidentes de tráfico y para elucidar los factores y grupos de riesgo implicados en ellos, finalmente se ha recurrido a la disuasión, a través de la amenaza de sanciones cada vez más graves y diseñando campañas de vigilancia no sólo por medio de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, sino también de medios electrónicos. La estrategia disuasoria, enunciada ya por Cesare Beccaria en su obra clásica ¿De los delitos y de las penas ¿, en nuestro país, ha llevado al Código Penal acciones como la conducción bajo la influencia del alcohol o las drogas, la conducción sin permiso o la velocidad desproporcionadamente elevada y busca mediante la conminación a través del castigo, como primer efecto, la reducción de las conductas no deseadas, en este caso la conducción etílica en los individuos que sufren el reproche legal por su acción, pero también busca, que la sociedad sienta protegidos sus intereses, al constatar que las acciones contrarias a las normas que se ha dado, son objeto de sanción. No obstante la disuasión no sólo es la amenaza del castigo a través de los tribunales, también lo es el contacto con la Policía, elemento inicial en la cadena de acontecimientos que llevarán al infractor ante la justicia y finalmente a cumplir con la pena impuesta. Por lo tanto, siendo la Policía el primer elemento disuasor en el sistema de justicia, aunque no en la extinción de las conductas indeseadas , es de esperar que para el cumplimiento de su labor disponga de herramientas adecuadas y precisas que le permitan optimizar sus recursos y aumentar de este modo, la probabilidad de reproche de las conductas proscritas. Puesto que un planteamiento orwelliano, que se estableciese un sistema de vigilancia veinticuatro horas al día, siete días por semana, que abarcase la totalidad de las vías por las que es posible la circulación de vehículos, sería además de inviable económicamente, muy criticable desde el punto de vista del ejercicio de las libertades del individuo, es necesario idear procedimientos alternativos, en orden a aumentar la contingencia de la detección de las conductas ilegales y por lo tanto peligrosas y solo de ellas. Y es precisamente en este punto, donde hallamos la intersección entre las necesidades de la Policía y el conocimiento aportado por la Criminología Ambiental como disciplina que estudia la relación entre el entorno y el evento delictivo.

      La Criminología trata de explicar el delito y el comportamiento delictivo, respondiendo a cuestiones como ¿por qué motivo este individuo ha cometido ese delito?, ¿a qué se debe que ciertas personas sean victimizadas en repetidas ocasiones?, ¿en qué momento y qué lugares registran una mayor agrupación de eventos delictivos?. Las dos primeras cuestiones han sido ampliamente debatidas por los investigadores desde perspectivas biológicas, psicológicas o sociológicas, el tercer interrogante, sin embargo, ha recibido mayor atención recientemente al constatar que el delito no se distribuye de manera aleatoria en el espacio ni en el tiempo . La geografía del delito ha existido desde la misma presencia del crimen en nuestra sociedad, conocidos fueron desde antiguo los lugares por los que no era recomendable transitar, ciudades peligrosas, pueblos con tendencias criminales descritos ya en el Antiguo Testamento, en el Primer libro de los Macabeos se describía a la gente de Bayán: ¿Se acordó también de la maldad de la gente de Bayán, que era una amenaza y un peligro para el pueblo porque armaban emboscadas en los caminos ¿. Sin embargo, fue tras las reformas en el sistema de justicia introducidas en Francia e Inglaterra durante el siglo XIX cuando científicos como Quetelet o Guerry realizaron los primeros análisis geográficos del delito gracias a las primeras colecciones de datos estadísticos. Sus germinales trabajos llevaron a los sociólogos de la Escuela Ecológica de Chicago a principios del siglo pasado, a establecer una relación entre la estructura de las ciudades y el delito. Estas investigaciones que describían las condiciones socioeconómicas de las personas, asociadas al lugar de residencia de los delincuentes, dieron paso más tarde una nueva generación de investigadores como Jeffery, el matrimonio Brantingham, Felson, Cohen, Cornish o Clarke, quienes dibujaron a través de sus teorías, sólidos nexos entre el ambiente y el evento delictivo, defendiendo la racionalidad del delincuente cuya acción está altamente influida por la existencia de una oportunidad. Por su parte, los avances en las ciencias de la computación y el abaratamiento de los sistemas informáticos en la década de los noventa, hicieron posible tratar grandes cantidades de datos, permitiendo de este modo generar inteligencia para que la Policía lleve a cabo su labor preventiva y disuasoria. Así, combinando el pragmatismo del Análisis del delito y las teorías de la Criminología Ambiental, en la actualidad, los directivos de la Policía están en disposición llevar a cabo un análisis del crimen y una distribución más eficiente de sus recursos, evaluando sus acciones y programas preventivos y sosteniendo sus conclusiones sobre la base de datos objetivos.

      Pero es la aplicación de estas teorías criminológicas al ámbito de la prevención de conductas inseguras en la conducción lo que aquí interesa, por lo que llegados a este punto cabe preguntarse si esta estrategia, que a juzgar por los resultados de la investigación y por su amplia implantación en un buen número de organizaciones policiales, parece aportar ciertos beneficios preventivos en la denominada delincuencia clásica, puede tener cabida en la prevención de las conductas viales no deseadas y más concretamente, en la conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas.

      En la actualidad, en España son pocos los cuerpos de policía que explotan la información geográfica disponible sobre las conductas delictivas en general y los delitos contra la seguridad vial en particular. La generación de inteligencia a través del análisis de la información, sin embargo, puede convertirse en una herramienta de gran utilidad para prevenir el delito a través de una distribución eficiente de los recursos policiales, facilitando con ello, la ampliación del efecto disuasorio de su presencia. Así parecen haberlo entendido los organismos encargados de la seguridad de otros países, especialmente los del ámbito anglosajón, puesto que vienen utilizando el análisis del delito y los mapas del crimen para la gestión de sus recursos con aparente éxito, desde inicios de la década de los ochenta . Estas aplicaciones, están basadas en los desarrollos teóricos de la Criminología Ambiental los cuales establecen, como se ha indicado, una relación entre el ambiente y la actividad delictiva, postulando que los delitos y los delincuentes no se distribuyen aleatoriamente en el espacio ni en el tiempo . En este sentido, a pesar de que la investigación científica, salvo excepciones como la de ROOKEY , no ha tratado en demasiadas ocasiones el tópico de la delincuencia vial en su relación con el ambiente, parece razonable suponer que, puesto que los elementos que constituyen la delincuencia clásica y la vial son similares , esta perspectiva puede resultar útil en la prevención de las conductas peligrosas relacionadas con la conducción y el alcohol proscritas en nuestro Código Penal.

      Asumiendo pues que, efectivamente existe esta correspondencia entre ambos tipos de delitos, e igualmente que la perspectiva criminológica ambiental puede ofrecer una explicación a la distribución espacial de las conductas etílicas al volante que contribuya a su prevención, esta investigación se propone determinar la existencia de puntos en los que se concentran las localizaciones de conductores influidos por el alcohol, así como establecer la existencia de relaciones entre los usos del suelo, especialmente aquellas actividades vinculadas al consumo de alcohol, y las agrupaciones de detecciones de conductores, igualmente será objeto de estudio desarrollando el enfoque de las actividades cotidianas de COHEN y FELSON , la distribución espacial de la presencia policial en las calles en relación la detección de alcoholemias, para de este modo, estar en condiciones de determinar los lugares en los que existe mayor probabilidad de éxito en la detección de conductores influenciados por el alcohol y por tanto, deben ser controlados por la policía.

      Para alcanzar el objetivo propuesto la tesis está estructurada en dos partes; una primera bajo el epígrafe ¿Presupuestos teóricos. Seguridad vial, políticas públicas, teorías del crimen y análisis del delito¿, en la que a modo de justificación de la necesidad del estudio, se presenta la problemática de los accidentes de tráfico en su relación con el consumo de bebidas alcohólicas, se revisa someramente algunas de las opciones políticas por las que los diferentes gobernantes han optado y se lleva a cabo una revisión de los presupuestos teóricos en los que se asienta el análisis del crimen por medio de mapas. En la segunda parte, ¿Estudio empírico. Aplicación de las técnicas de análisis del delito a la seguridad vial en Elche¿, se lleva a cabo el análisis de los datos de dos periodos de tiempo, uno el año 1998 y otro, compuesto por los años 2008 y 2009, mediante el que se pretende someter a contraste las hipótesis que se plantean en la presente investigación, aplicando para ello, las técnicas y herramientas del análisis del delito mediante mapas del crimen.

      Mediante esta investigación se ha mostrado como la utilización de los mapas puede ser una metodología muy adecuada para la prevención de la delincuencia en general. Además, como ha quedado patente desde un punto de vista empírico, la utilización de las técnicas de análisis del delito por medio de los mapas del crimen, no sólo puede ser aplicada a la delincuencia en general, sino que también puede aplicarse a la delincuencia de tráfico en particular y convertirse de este modo una herramienta útil para la seguridad vial, a pesar de que hoy día esto no sea así. La utilidad de todo ello radicará en la optimización de los recursos policiales y la orientación de políticas públicas en relación con cuestiones como la ordenación de los establecimientos origen de conductas peligrosas para la integridad de las personas.

      BIBLIOGRAFÍA BRACE, C., SCULLY, M., CLARK, B., & OXLEY, J. (2010). The Relations Between Crime and Road Safety BRANTINGHAM, P. (1984). Patterns in Crime. New York, NY: Macmillan BROUGHTON, J. (2007). The correlation between motoring and other types of offence. Accident; analysis and prevention, 39(2), 274¿83 COHEN, L., & FELSON, M. (1979). Social Change and Crime Rate Trends: A Routine Activity Approach. American Sociological Review, (44), 588¿608 GOLDSTEIN, H. (1979). Improving Policing: A Problem-Oriented Approach. Philadelphia, PA: Temple University Press HARRIES, K. D. (1999). Mapping Crime: Principle and Practice. Whasington, USA JUNGER, M., WEST, R., & TIMMAN, R. (2001). Crime and Risky Behavior in Traffic: An Example of Cross-Situational Consistency. Journal of Research in Crime and Delinquency, 38(4), 439¿460 MIRÓ LLINARES, F. (2012). El cibercrimen. Fenomenología y criminología de la delincuencia en el ciberespacio. Madrid: Marcial Pons ROOKEY, B. D. (2009). The effects of ecological charasteristics on drunk driving in the United States. Washington State University SHERMAN, L. ., GARTIN, P., & BUEGER, M. E. (1989). Hot Spot of predatory crime: Routine Activities and the Criminology of Place. Criminology, 1(27), 27¿55 TEWKSBURY, R., & MUSTAINE, E. E. (2001). Lifestyle factors associated with the sexual assault of men: A routine activity theory analysis. The Journal of Men¿s Studies, 9(2), 153¿182 WEISBURD, D., GROFF, E. R., & YANG, S. (2012). The Criminology of Place. Street Segments and Our Understanding of the Crime Problem. Oxford, NY: Oxford University Press


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