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Estudio del insomnio en las personas mayores: diseño y validación de la escala ipm (insomnio en personas mayores)

  • Autores: Beatriz Navarro Bravo
  • Directores de la Tesis: José Miguel Latorre Postigo (codir. tes.), Jesús Dativo López-Torres Hidalgo (codir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Castilla-La Mancha ( España ) en 2011
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Juan Pascual i Llobell (presid.), Jose Valeriano Moncho Bogani (secret.), Juan Montañés Rodríguez (voc.), Concepción Violán (voc.), Simon Kyle (voc.)
  • Materias:
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • Los síntomas y trastornos del sueño representan un problema con importantes repercusiones en la salud y en la calidad de vida de las personas, por lo que su estudio resulta de gran relevancia de cara a prevenir y tratar tanto los propios trastornos del sueño como otros problemas de salud que puedan aparecer en relación a éstos. Las quejas sobre problemas relacionados con el sueño son frecuentes en la población de 65 o más años (Boix et al., 2009), pero, a pesar de que existen múltiples instrumentos para la evaluación del insomnio, no se encuentra disponible en este momento ninguno específicamente pensado para las personas mayores.

      Mediante un estudio observacional de carácter transversal, realizado en la ciudad de Albacete, se ha estimado la prevalencia de los diferentes trastornos de insomnio en personas mayores de 65 años y se ha descrito el estado funcional de los afectados. Por otro lado, se ha diseñado y validado la escala de Insomnio en Personas mayores (IPM), dirigida a identificar la presencia de insomnio como medio de apoyo al diagnóstico por parte de los profesionales sanitarios.

      Mediante muestreo simple aleatorio fueron seleccionados inicialmente 1.888 sujetos mayores de 65 años. Teniendo en cuenta solamente a las personas que pudieron ser localizadas y que cumplían con los criterios de inclusión y exclusión, la tasa de respuesta fue del 64,9%. De los 951 sujetos evaluados, fueron excluidos 16 casos por no disponerse de información suficiente (datos incompletos) y 9 casos por presentar un rendimiento intelectual insuficiente para llevar a cabo la entrevista, incluyéndose finalmente en el análisis un total de 926. Las principales variables de estudio incluyeron los datos sociodemográficos de los participantes, el estado de salud (físico y psicológico), el consumo de medicación, las características del sueño y el diagnóstico de insomnio realizado por profesionales de psiquiatría.

      Para la redacción de los ítems de la escala IPM se revisaron los instrumentos disponibles para la evaluación del insomnio, así como los criterios diagnósticos establecidos en los manuales DSM-IV-TR e ICD-10. Las preguntas se construyeron teniendo en cuenta las características de la población mayor de 65 años y se seleccionaron mediante consenso entre los investigadores. Se realizó una prueba piloto en 15 personas para evaluar la claridad de las preguntas. La escala fue administrada mediante entrevista personal por parte de personal de enfermería o psicología a 951 personas de 65 o más años, y se evaluó considerando como gold standard el diagnóstico de insomnio realizado por personal de psiquiatría.

      Siguiendo los criterios para el diagnóstico diferencial recomendados en el DSM-IV-TR, se obtuvo una prevalencia del 9,3% de trastorno del sueño relacionado con otro trastorno mental (tipo insomnio), 7,0% de trastorno del sueño debido a enfermedad médica (tipo insomnio) y 0,3% de trastorno del sueño inducido por sustancias (tipo insomnio). En el 2,4% de los mayores el tipo de insomnio no pudo ser adecuadamente diferenciado. La prevalencia de insomnio no orgánico según los criterios establecidos en la ICD-10 fue del 19,9%. Las variables que mostraron una asociación estadísticamente significativa con la presencia de algún tipo de insomnio según los criterios DSM-IV-TR fueron el sexo femenino (OR: 1,63), el consumo de psicofármacos (OR: 1,48), la presencia de 4 o más enfermedades (OR: 1,61), ser solteros, viudos o divorciados (OR: 1,51), presentar un probable trastorno depresivo mayor según la escala EDDA (OR: 2,25) y una puntuación superior al percentil 75 en la escala de ansiedad ASI (OR: 3,44).

      Para poder diferenciar adecuadamente la presencia o ausencia de los dos primeros criterios de insomnio contenidos en el DSM-IV-TR (el resto de los criterios hacen referencia a su diagnóstico diferencial), se estructuró el cuestionario en dos subescalas cuyas preguntas estaban directamente relacionadas con cada uno de estos criterios (subescala A para la evaluación del primer criterio y subescala B para la evaluación del segundo criterio). La selección de los ítems se realizó de acuerdo al rendimiento diagnóstico, evaluado mediante curvas de eficacia diagnóstica de cada combinación de los mismos (validez de criterio) y respetando en todos los casos las dimensiones del fenómeno estudiado (validez de contenido).

      Se evaluó la fiabilidad inter-observador del instrumento en una submuestra de 35 ancianos. Los coeficientes de correlación intraclase fueron 0,929 (IC 95%: 0,859-0,964) en el caso de la subescala A y 0,766 (IC 95%: 0,536-0,882) en el caso de la subescala B. Para la evaluación de la consistencia interna de las subescalas (criterio A y criterio B del DSM-IV-TR) se utilizó el estadístico alfa de Cronbach, siendo sus valores iguales a 0,85 y 0,80 respectivamente. Mediante el análisis factorial se comprobó que en la subescala A existía un factor capaz de explicar el 62,7% de la varianza total. En el caso de la subescala B, uno de los factores era capaz de explicar el 64,48% de la varianza total. El área bajo la curva de la subecala A fue de 0,868 (IC 95%: 0,843-0,893). Mediante esta curva se comprobó que el punto de corte más adecuado para identificar la presencia del criterio diagnóstico A de insomnio, según el DSM-IV-TR, corresponde a una puntuación mayor o igual a 3 (sensibilidad= 86,4% y especificidad= 69,5%). En la curva ROC de la subescala B se obtuvo un área de 0,832 (IC 95%: 0,797-0,866). Se comprobó que el punto de corte más adecuado para identificar la presencia del criterio diagnóstico B de insomnio, según el DSM-IV-TR, corresponde a una puntuación mayor o igual a 2 (sensibilidad= 86,3% y especificidad= 66,4%).

      Puede concluirse que el insomnio, ya sea primario, relacionado con otros trastornos mentales, o debido a una enfermedad médica, constituye un problema de salud común que afecta a una de cada cuatro personas mayores. En quienes lo sufren, es inferior la calidad de vida relacionada con la salud y están afectadas tanto sus dimensiones físicas como psicológicas y sociales. Lo anterior plantea la necesidad de mejorar el cribado de estos trastornos del sueño.

      Finalmente, la escala IPM presenta unas adecuadas propiedades psicométricas. Los puntos de corte establecidos hacen prevalecer la sensibilidad sobre la especificidad, como corresponde a una adecuada herramienta de screening. Esta escala suple la carencia de instrumentos validados en población mayor de 65 años utilizando como gold standard el diagnóstico psiquiátrico. Además, la estructura de la escala IPM, dividida en dos subescalas para evaluar separadamente los criterios de insomnio, permite verificar la presencia de cada uno de ellos, contribuyendo a la diferenciación de los síntomas y aproximándose al procedimiento diagnóstico habitual. Por último, la escala IPM ha sido validada en personas mayores de 65 años, la misma población diana en la que será utilizada posteriormente, siendo ésta una característica muy deseable en los instrumentos de evaluación clínica.


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