Esta tesis parte de que las organizaciones no son unos entes aislados de lo acontece a su alrededor, sino muy al contrario, recibirán continuas influencias del medio que les rodea, Esta idea se concreta en el estudio de la implicación de la incertidumbre percibida por el decisor, como entorno parte del proceso estratégico, en el riesgo estratégico que asumen. Todo ello enmarcado en la aproximación cognoscitiva a la realidad empresarial, es decir, considerando el entorno que cada individuo percibe e incorpora a sus esquemas mentales.
Con aplicación empírica en Canarias, los resultados muestran evidencias de que el entorno se percibe en base a estructuras estratégicas con variables de diverso corte conceptual, entre las que destaca la "demanda, recursos y socio-político" como principal fuente de incertidumbre. Estas percepciones diferirán por sectores de actividad, siendo la industria el más estable y servicios el más incierto, constatando la no existencia de un entorno objetivo e independiente al decisor, sino dependiente de sus percepciones de la realidad.
Tras apreciar el comportamiento arriesgado de las empresas, se obtiene una relación positiva entre incertidumbre percibida y riesgo asumido, por lo que a medida que se percibe más incertidumbre, los sujetos deciden arriesgarse más, para sobreponerse a las circunstancias. Es la "demanda, recursos y socio-político" el mayor condicionante del riesgo estratégico asumido.
En un intento de relativizar y contraponer las implicaciones de cada uno de los marcos del entorno se obtiene que es la incertidumbre percibida del entorno genérico la que condiciona en mayor medida el comportamiento estratégico de las empresas a través del riesgo estratégico asumido, desplazando al entorno específico, considerado como la principal fuente de oportunidades y amenazas de una empresa.
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