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Resumen de Uso de marcadores moleculares en mejora y trazabilidad en patata (solanum tuberosum)

C. López Vizcón

  • La patata (Solanum tuberosum) es el cuarto cultivo más importante del mundo. En 2012, se produjeron en todo el mundo más de 365 millones de toneladas de patata. Europa, que había estado históricamente a la cabeza de los productores mundiales, pierde por primera vez este puesto frente a potencias emergentes como China. Sin embargo, Europa sigue ostentando uno de los mayores consumos per cápita del mundo. La patata forma parte de la dieta básica de los europeos, y también de los españoles. Sin embargo, el sector de la patata ha sufrido un duro retroceso en los últimos años en España, y la mayoría de las patatas consumidas en nuestro país, son importadas. A pesar de esta "crisis de la patata", el cultivo sigue siendo uno de los de mayor importancia a nivel nacional. Existen numerosas variedades de patata disponibles en el mercado y la mayoría se clasifican dependiendo de su calidad y uso final. Su precio depende también de estas características. Bajo la actual legislación de la UE las patatas que se ponen a la venta deberían etiquetarse con el nombre de su variedad. Esto responde tanto a la protección al consumidor como a los controles de calidad, y por tanto, se hace necesario el desarrollo de un método eficaz de identificación varietal. Los métodos tradicionales de identificación morfológica han demostrado ser poco eficaces y reproducibles al estar influenciados por distintos factores, como los ambientales. Por otra parte, los marcadores genéticos ofrecen un método reproducible y preciso de identificación varietal. A pesar del gran número de variedades disponibles en el mercado, todavía existe la necesidad de nuevos cultivares. La industria de la patata en la Unión Europea está intentando aumentar el manejo de la patata de un modo sostenible económica y medioambientalmente. El desarrollo de nuevas variedades debería ofrecer beneficios económicos a través de un mayor rendimiento, gracias a un menor coste de producción, con menos ataques de enfermedades y plagas y tolerancia a estreses ambientales. Desarrollar una nueva variedad de patata puede llevar hasta 12 años, desde los cruces iniciales hasta su lanzamiento, así que es necesario perfeccionar las estrategias de mejora. Los marcadores moleculares ofrecen una notable promesa para la mejora genética de plantas.


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