Después de realizar un análisis crítico de la normativa en materia de protección ambiental en el territorio de Castilla-La Mancha desde principios del siglo XX hasta la actualidad, la investigación aborda los efectos sociales, territoriales e institucionales desde el paradigma del capital social que han tenido sobre sus respectivas Áreas de Influencia Socioeconómica dos estudios de caso ¿los Parques Nacionales de Tablas de Daimiel y Cabañeros¿ seleccionados previamente a partir de una metodología elaborada y adaptaba al efecto (Índice de Desfavorecimiento Rural). Tras el análisis realizado en la investigación, podríamos concluir que la historia y evolución de las declaraciones de Espacios Naturales Protegidos (ENP) en esta Región ha seguido fielmente las directrices teórico-conceptuales de los paradigmas en la conservación y valoración de estos ecosistemas a escala nacional e internacional, hecho que sólo se ha visto matizado tras la asunción de competencias por la Comunidad Autónoma y la puesta en marcha de un aparato legislativo autonómico propio. Así mismo, la red de ENP estaría configurada básicamente por dos grandes modelos territoriales: unos espacios situados en territorios rurales centrales y con caracteres de dinamismo y/o tradición (densidades medias de población, presencia de pequeñas ciudades, dinamismo social y económico) y otros localizados en territorios de ruralidad profunda (presencia de condicionante naturales, desvertebración, ¿desiertos poblacionales¿) que afectan al 96,4% de la superficie protegida en toda la región y que se distribuyen preferentemente por la orla montañosa perimetral. Por otro lado, los conflictos latentes entre la población local y el ENP recién declarado siempre han sido una constante y en los dos casos seleccionados los conflictos se repiten con distintos actores y motivos. En cualquier caso, en ambos parques una compleja mezcla de factores se interrelacionan en un marco explicativo que configura la actitud general hacia los ENP. Los componentes que muestran mayor correlación con la actitud general (poblaciones locales/técnicos responsables de la conservación de los ENP) son (falta de) participación, expectativas de beneficio económico, actitudes hacia el medio ambiente y comunicación. Finalmente, no parece confirmarse con claridad la hipótesis que afirma que a mayor capital social mayor éxito en términos de sostenibilidad del desarrollo socioeconómico. De hecho, el modelo de crecimiento económico desarrollado hasta la fecha en la comarca de Daimiel no sería sostenible aunque cuenta con mayores niveles de confianza normativa, de identidad territorial e institucional. En cambio, en Cabañeros, con una tasa de asociacionismo ligeramente mayor que la de Daimiel, la confianza estratégica y genérica es mayor y la población local deposita buena parte de sus esperanzas territoriales de futuro en el Parque Nacional en el que cifra parte de las expectativas de desarrollo territorial y de mejora de calidad de vida para esta comarca. Todo ello parece venir a refrendar el desfase entre los nuevos valores, exigencias y discursos sobre los ENP y el apreciado papel del terreno agrícola en tanto espacio productivo que a día de hoy sigue condicionando la postura y actitudes de parte de los agentes implicados.
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