El Catoblepas, revista crítica del presente, inicia su andadura en marzo de 2002, publicada por nódulo materialista, y con una periodicidad mensual. Todos sus contenidos pueden ser consultados libremente por internet. La revista está coordinada por María Santillana Acosta, y su consejo de redacción está formado por: Montserrat Abad Ortiz, Sharon Calderón Gordo, Lino Camprubí Bueno, José Bolívar Cimadevilla Álvarez, Javier Delgado Palomar, Alfonso Fernández Tresguerres, Pelayo García Sierra, Felipe Giménez Pérez, Arancha Godoy, Atilana Guerrero Sánchez, Nicole Holzenthal, Pedro Insua Rodríguez, Jorge Lombardero Álvarez, José Carlos Lorenzo Heres, Marcos Morán Gutiérrez, Daniel Muñoz Crespo, Iñigo Ongay de Felipe, Eliseo Rabadán Fernández, José Manuel Rodríguez Pardo, José Manuel Silvero Arévalos y Félix Valdés García.
Catoblepas en griego quiere decir «que mira a la tierra». El catoblepas, como animal que mira hacia abajo, fue citado entre los griegos por Elieno, Ateneo y Arquelao, y entre los latinos por Plinio, Solino y Pomponio Mela. Le atribuían los clásicos la capacidad de matar a quien viera sus ojos ¿una capacidad en cierto modo inversa a la del basilisco, que destruye cuanto mira¿ e incluso cierta bondad al no apartar su mirada del suelo, para no ejercer su mortífero poder. Entre los modernos, el alucinado naturalista polaco Juan Jonston (1603-1675) imaginó el catoblepas como voluminoso cuadrúpedo, que Gustavo Flaubert (1821-1880), en las sucesivas versiones que fabuló de las tentaciones de San Antonio (1849, 1856, 1874), fue haciendo evolucionar hasta una suerte de búfalo negro del que pende cabeza de cerdo que se arrastra por el suelo. Recopiladores posteriores como Jorge Luis Borges (1899-1986) han contribuido a difundir esta suposición estúpida. Se conoce que estos modernos no pudieron ver la piel de un catoblepas llevado por Mario a Roma y depositado en el Templo de Hércules, muerto a distancia por jinetes libios tras fulminar a varios soldados en la gu
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