Tal vez por nuestro ya insufrible rechazo al juicio y a todo cuanto le rodea; probablemente porque ya hace mucho tiempo descubrimos que existían retos profesionales más ilusionantes, tales como la prevención del conflicto o la solución no judicial de éste; sin duda porque durante este tiempo nuestra profesión nos ha dado más oportunidades de asesorar, negociar, discutir, plantear soluciones alternativas, acercar posturas, potenciar intereses comunes y minimizar diferencias; o porque, muy probablemente, por razones de edad y de una larga experiencia profesional docente y decente, compañeros de profesión o Tribunales Arbitrales nos han designado árbitro o mediador en diversos procesos arbitrales o actuaciones de mediación.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados