Perú
Expondré algunas de las relaciones entre la obra de Vargas Llosa y El ingeniosohidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra. No voy ahablar de influencias propiamente dichas, sino de convergencias entre la naturaleza de los personajes y situaciones en algunos pasajes de sus obras.Por lo que sabemos, Vargas Llosa tuvo una relación temprana con El Quijote, incluso antes de leerlo. De hecho, en El pez en el agua cuenta un episodio de sus noches de bohemia con el jefe de la página policial del diario Última Hora, Norwin Sánchez. Vargas Llosa recuerda que a la tercera o cuarta copa, Sánchez empezaba a recitar El Quijote de memoria, exclamando luego: “Qué prosa tan grande, coño” (Vargas Llosa, 1993, p. 286). También menciona que el día que conoció a Porras Barrenechea y entró a su oficina, esta estaba repleta de imágenes de Quijotes y de Sanchos (Vargas Llosa, 1993, p. 286). Al imaginar la escena, uno solo puede pensar que el gran historiador peruano le habló a su discípulo de la obra de Cervantes. El mundo quijotesco fue, a juzgar por estas dos pinceladas juveniles, un anticipo de lo que sería luego su pasión de lector.
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