Aunque durante un largo período la historiografía tendió a estudiar el vínculo entre cristianismo y ciencia en clave de conflicto, a lo largo de las últimas décadas, y particularmente de mano de autores anglosajones, se comenzó a reemplazar dicha perspectiva por una que atendiera a la complejidad. Partiendo de dicha base, este artículo intenta reconstruir el discurso elaborado con respecto a la ciencia en el periódico La Voz de la Iglesia, publicado entre los años 1893 y 1911 y fuertemente vinculado al Arzobispado de Buenos Aires. En las páginas de dicho periódico puede observarse un esfuerzo constante por mostrar a la Iglesia Católica en armonía con el progreso de la ciencia, partiendo de un discurso con una raigambre tomista según el cual, aunque la razón no está de ningún modo reñida con la fe y de hecho la apuntala, las verdades reveladas nunca dejan de tener la primacía en tal ecuación. En este sentido resulta fundamental una división que se realiza entre la “mala” y la “buena” ciencia, la primera de ellas aliada de la fe y la segunda homologada a un acto de soberbia humana por completo inconducente, que es crecientemente identificada con el positivismo
Although for sometime the historiography has tended to study the link between Christianity and science through the lens of conflict, in recent decades, and particularly among Anglo-Saxon authors, the dominant perspective has started to shift towards a vision that emphasizes complexity. Building upon such changes, this article aims to reconstruct the discourses about science voiced by the newspaper La Voz de la Iglesia, published between 1893 and 1911 and, strongly connected to the Archbishopric of Buenos Aires.
In the pages of this newspaper one can observe a constant effort to depict a Catholic Church in harmony with scientific progress- one building upon a neo-thomismtic discourse, according to which faith was by no means an enemy of scientific research, but was necessarily subordinated to Revelation.
In this sense, a division between a “good” and a “bad” science proves essential, the first one being postulated as an ally of faith and the second as an act of absurd human arrogance-arrogance that would increasingly attributed to positivism.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados