Dentro de la pluralidad de sistemas electorales en vigencia, el de voto preferencial —también llamado voto preferente o voto ordinal, con distintas variantes— supone una de las opciones más debatidas por expertos electorales y teóricos políticos. Mientras algunos países donde funcionaba desde hace años lo abandonan, otros analizan la posibilidad de instaurarlo. Sus defensores argumentan que posibilita al elector escoger a quien realmente considera su mejor candidato. Sus detractores sostienen que se debilita la unidad del sistema político, que se encarece el proceso electoral y se genera inequidad en la competencia interna de los partidos, que no mejora la representación, que añade complejidad al acto de elección y que afecta la aplicación de las cuotas de género. Este artículo se suma a la opinión de quienes postulan que el voto preferencial produce más efectos negativos que positivos
Within the variety of current electoral systems, preferential voting or ordinal voting is one of the most debated options by electoral experts and political theorists. There are some countries that are assessing the possibility to use it; however, other countries, in which it had been implemented for many years, have chosen to abandon it. Its supporters argue that it enables voters to choose who they really consider to be the best candidate. Its opponents believe that it weakens the unity of the political system, it fosters a costly electoral process, and it generates inequality within the party's internal competition. They also argue that it does not improve representation, it adds complexity to the election and it affects the application of gender quota. This article joins the opinion of those who state that preferential voting produces more negative than positive effects
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