En el presente siglo la política Internacional colombiana comienza traumatizada por la pérdida territorial de Panamá. Venía el país ciertamente, arruinado, melancólico y escindido, después de la absurda Guerra Civil de los Mil Días. Años atrás, los E.U. hablan mostrado un inusitado interés por el Istmo y nada mejor que aprovechar la oportunidad que le brindaba un país débil y desunido para arrancarle un pedazo de su martirizado terruño y mucho más, en una época donde la política exterior de Bogotá no tenía propósitos claros, ni definidos. (…)
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