Tras el fracaso de la ambiciosa Estrategia de Lisboa y con el objetivo de convertir a la Unión Europea en una economía cuyo crecimiento se caracterice por ser inteligente, sostenible e integrador, el Consejo Europeo a petición de la Comisión, decidió poner en marcha en 2010, la denominada Estrategia Europa 2020. El logro de estos objetivos no depende sólo de las políticas y medidas impulsadas por la UE sino también de la evolución del contexto económico mundial. En 2015, el balance del grado de cumplimiento de sus objetivos así como las previsiones para el horizonte 2020 no son muy alentadores ya que parecen indicar que sólo se habrán conseguido dos objetivos marcados en materia de medio ambiente y en el ámbito de la educación.
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