Este artículo analiza el poder presidencial en Colombia, específicamente las facultades legislativas y los poderes partidarios durante el período 1991-2014. La tesis central es que el presidencialismo colombiano no es tan fuerte como suele considerarse. Los presidentes están sujetos a fuertes presiones por parte de los partidos y de los congresistas, y están abocados a negociar con estos el apoyo a sus políticas y proyectos ofreciendo incentivos selectivos. Estas relaciones son propias de un presidencialismo transaccional basado en coaliciones fabricadas, clientelismo institucionalizado y un poder ejecutivo con amplias facultades y poderes, pero limitados y condicionados.
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