El papel asigando a la Marina como destructora y aniquiladora de las masas arbóreas queda en entredicho, al menos para el territorio valenciano, durante el siglo XVIII, ya que los bosques presentaban, en general, un estado lamentable desde hacía mucho tiempo, como consecuencia de la acción humana. Pretenden estas líneas desmitificar el papel achacado a la Marina, puesto que las maderas de las tierras valencianas no tienen como finalidad fundamental el aprovisionamiento del arsenal de Cartagena ni los astilleros de ribera, puesto que la cantidad empleada en los mismos es escasísima si la comparamos con otras utilidades, especialmente la construcción de edificios ola obtención de carbón vegetal.
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