Este artículo tiene como objetivos por un lado, rastrear el origen de la metáfora militarista del término "vanguardia", utilizado para designar a los movimientos culturales de principios de siglo; y por otro, sentar las bases para desentrañar las implicancias teóricas en la adopción del término de origen castrense por parte de la sociología del arte. Se accede a dos conclusiones. Primero, que la operación retórica que posibilitó la ambivalencia del término vanguardia se gestó durante los momentos históricos de cruce entre arte y política. Segundo, que el empleo de la palabra vanguardia en el terreno de las artes significa la asunción explícita y consecuente del pathos de la lucha por parte de los movimientos artísticos y la teoría.
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