En la Corona de Aragón, la administración de las finanzas regias se articuló a través de una estructura triple, integrada por tres oficinas equiparables, una por cada uno de los estados peninsulares (Aragón, Cataluña y Valencia). Estas oficinas eran las bailías generales, que compartían naturaleza y funciones, aunque también existían diferencias importantes entre ellas. Asimismo, el reino de Mallorca y los condados de Rosellón y Cerdaña quedaron bajo la autoridad de sendos procuradores reales, con competencias y responsabilidades semejantes a las de los bailes generales. En todos los casos, entre las funciones de estos oficiales, cabe destacar la gestión de los ingresos ordinarios propios de la monarquía, que conformaban un conjunto más o menos estable de tributos, derechos económicos y rentas. El producto de todas estas exacciones servía, en teoría, para sufragar los gastos cotidianos del soberano y de los oficiales competentes en cada territorio, pero lo cierto es que, en la práctica, la mayor parte del capital recaudado se encontraba asignado a personas o instituciones concretas, que se convertían así en las verdaderas destinatarias de la fiscalidad real.
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Libro de cuentas del baile Blasco Aznárez de Borau (1/1/1364 - 31/12/1367)
Elena Albesa Pedrola, Sandra Aliaga Ugencio, Mario Lafuente Gómez, Inmaculada Melón Juncosa
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