Uno de los hechos relevantes que se presentó con la intensificación de las actividades industriales fue el proceso de concentración de empresas en territorios específicos, dando lugar a la construcción de los primeros parques industriales en el Reino Unido, Estados Unidos e Italia, y que posteriormente se expandió hacia algunos países latinoamericanos, sobresaliendo México, Argentina, Brasil y Chile. Esta dinámica industrial y territorial interpretada como nueva economía mundial (Messner, 2002) se caracterizó por la creciente competencia y por la agrupación de las primeras empresas, no sólo en forma de parques industriales sino en integraciones más organizadas, como clusters y sistemas productivas locales, orientados a crear cadenas de valor locales y globales. Comprender de qué manera el Estado de México adoptó la industria como actividad primordial, y cómo la organizo en parques industriales (como instrumento para el desarrollo de las empresas y de la propia economía, así como de integración regional a través de la descentralización y la implementación de mecanismos para la generación de sistemas de producción sustentables), es una de las tareas que se desarrolla en esta obra, resaltando que algunos de los aspectos que favorece la creación de estos ambientes productivos son las condiciones de la infraestructura, el equipamiento urbano y los vínculos que mantienen las empresas.
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