Este año se conmemora el 600 aniversario de su muerte al que se rinde este homenaje, un motivo para el orgullo y la autoestima del ser aragonés época, de otro momento que significó mucho para la Corona de Aragón.
Benedicto XIII (†1423), más conocido como el Papa Luna por su procedencia familiar, el poderoso linaje de los Luna, ha pasado a la Historia como el más tenaz defensor de su legitimidad al trono pontificio y en general, de la obediencia a la sede de Aviñón, una postura que mantuvo con vehemencia incluso después del concilio general de Constanza lo depusiera en 1417. Esta proverbial obstinación, que ha quedado inmortalizada en la expresión «seguir en sus trece», ha sido valorada por sus contemporáneos y por las generaciones posteriores desde muy distintas perspectivas.
El Gobierno aragonés entiende que su figura debe ser restituida porque su labor eclesiástica fue más allá del cisma que dividió a la Iglesia católica. Es, con la certeza de los historiadores, uno de los protagonistas del paso de la Edad Media al Renacimiento en Europa. Intelectual, mecenas y con un gran patrimonio, Benedicto XIII fue artífice del Compromiso de Caspe y de la consecución de la España Moderna, debido a que apostó por la elección de Fernando de Trastámara (Fernando I de Aragón) como nuevo rey de la Corona de Aragón.
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