El libro tiene por objetivo estudiar los diferentes sentidos en que se instituye la figura del aventurero a lo largo de las Obras Completas de José Ortega y Gasset. Para ello se aplica como metodología la descripción de cada figura. Así, encontrándolas desde 1904 hasta 1951, se estudian en la obra orteguiana relacionándolas con el contexto en que se instituyen con el fin de hallar el sentido de la institución que acontece en cada caso. Tal sentido puede ser positivo, es decir, para bien de la vida pública o negativo, o sea, para mal, de la paz y la convivencia social. En conclusión, nueve figuras poseen un sentido negativo, una indescifrable y, finalmente, cuatro figuras albergan un sentido positivo. Una tabla final muestra en resumen lo estudiado junto al proceso y la causa instituyente. Curiosamente, de las veintidós figuras aventureras observadas (tres en la forma de gobernante) a partir de Ortega, sólo la de Sinuhé, el egipcio, se ubica propiamente en la Antigüedad.