La parroquia constituye un elemento omnipresente del paisaje medieval europeo. Desde la ciudad más desarrollada hasta la aldea más recóndita, todas las poblaciones cuentan con su iglesia parroquial. Por ello, no debe extrañarnos el importante rol desempeñado por esta institución en la organización religiosa, pero también en la social, política y territorial. Del mismo modo, la sociedad bajomedieval del territorio cantábrico del País Vasco, eminentemente rural y dominada por los Parientes Mayores, pero donde se va desarrollando un poder urbano en torno a las villas, no es ajena a esta función de la parroquia. Pero en este caso hay que añadir un factor más, que no es común a toda la Iglesia europea: durante la Baja Edad Media gran parte de las parroquias del País Vasco-cantábrico son de titularidad de señores laicos, quienes perciben diezmos y otras rentas, presentan clérigos y ejercen derechos de preeminencia. Dichas atribuciones hacen de las parroquias piezas clave en el aparato de dominación económica, social, territorial e ideológica de los Parientes Mayores.
Atendiendo a esta relevancia, el presente trabajo se ha aproximado al papel jugado por la institución parroquial en el País Vasco durante la Baja Edad Media. Se ha hecho partiendo de la aspiración de obtener una visión global, que incluye muy diversos enfoques: la parroquia como institución eclesiástica encargada de la cura de almas, su encuadramiento en la organización diocesana local, los modos y posibles cronologías de la constitución y consolidación de la red parroquial vigente en la Baja Edad Media, los mecanismos de percepción de rentas, su relevancia como referente de organización territorial y del poblamiento, así como la labor y la existencia del clero. En una segunda parte se analizan los factores que convirtieron a las parroquias en estructuras básicas del poder de los Parientes Mayores vascos.
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