De sangre noble, Bartolomé Spínola tuvo una larga y agitada vida. Su desembarco como hombre de negocios y posterior embajador de la República de Génova le abrió las puertas de la Corte en Madrid, lugar que ya no abandonaría hasta su muerte. Caballero de la Orden de Santiago y comendador de la Oliva, a los títulos y prebendas simbólicas sumó poder verdadero, primero de manera privada como prestamista de nobles y obispos y luego como factor general del rey Felipe IV. La biografía de Álvarez Nogal, máximo experto en España de historia económica, abre una vía nueva para conocer las crisis cíclicas del imperio español y la necesidad perenne de nuevos préstamos.
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