Analizamos pues los estados de ánimo de la población joven en un sentido global, pero también sus niveles de energía y vitalidad, sus vivencias y expectativas, el cambio o mantenimiento de comportamientos o la frecuencia en la manifestación de problemas de salud mental. Los datos no son optimistas, aunque sí observamos una mejora respecto a los obtenidos en 2020, y porcentajes que muestran muy diferentes efectos en según qué grupos de jóvenes, declarando de nuevo las mujeres, como viene siendo habitual en los resultados de los estudios que realizamos, más malestares y preocupaciones.
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