Uno de los filósofos españoles en los que se cumple la simultaneidad de su conocimiento y de su desconocimiento es Nicolás Salmerón. Y lo es en tanto y en cuanto su labor ha sido notable y significativa no solo para la filosofía española sino para el conjunto de la sociedad de este país, por su carácter multidisciplinar; pero también lo es por ser la suya una trayectoria donde no existen demasiados textos escritos de su puño y letra en torno a la filosofía sino, como decimos, un amplio trabajo práctico sobre el que es necesario un nuevo análisis para absorber una visión de conjunto. Su obra en ese sentido es muy conocida y también muy desconocida: se conoce a un Nicolás Salmerón emblemático y estandarizado, al político sobre todo, pero se desconocen las motivaciones, derivaciones, ulterioridades y el significado de sus ideas respecto a la filosofía española hasta no saberse aún cuál es su lugar real dentro de ella. Tal vez su obra está en parte contextualizada en los ámbitos políticos, pedagógicos, periodísticos, etc, y no se han obtenido todos los réditos filosóficos suficientes. La expresión mejor para comprenderlo y para reflexionar sobre ello es la de “Filósofo práctico” con ciertos matices que más adelante añadiremos. Con esta idea damos sentido al lado desconocido de este filósofo y lo hacemos desde la esencia de su pensamiento.
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