Pocas personalidades del siglo XV castellano resultan tan atractivas y poliédricas como Íñigo López de Mendoza, el marqués de Santillana (1398-1458). Noble culto y poderoso, se distinguió tanto por el cultivo de las letras –fue un destacado poeta e historiador de la literatura y reunió una excepcional biblioteca– como por su activa labor de promoción artística, objeto monográfico de la exposición presentada en el Museo del Prado. Aunque es probable que nunca viajase fuera de la Península Ibérica, las obras que encargó desde su palacio de Guadalajara señalan que nos hallamos ante un personaje curioso y cosmopolita, perfecto conocedor de las innovadoras propuestas visuales que desde hacía muy poco se habían gestado en Flandes e Italia.
En la Baja Edad Media los libros de lujo, además de satisfacer una pasión bibliófila egoísta y solitaria, también fueron considerados objetos sociales que otorgaban fama y prestigio a los nobles que compartían esta afición. Consciente de estos valores, el marqués de Santillana recurrió a agentes y redes de intercambio que le permitieron conseguir espléndidos manuscritos iluminados y, de este modo, emular y competir con otros distinguidos bibliófilos coetáneos, como Alfonso el Magnánimo, Íñigo Dávalos o Nuño de Guzmán. La presentación de algunos manuscritos que pertenecieron a estos tres personajes no solo sirve para ilustrar la existencia de un gusto compartido por el libro de estética humanista sino también, teniendo en cuenta que todos ellos se establecieron en Italia, para ratificar el liderazgo cultural y artístico del marqués de Santillana entre la nobleza castellana.
El presente catálogo de pinturas y manuscritos procedentes de su biblioteca pretende avanzar en el conocimiento de uno de los pioneros en la introducción de las novedades pictóricas flamencas e italianas en Castilla.
págs. 13-16
págs. 17-44
págs. 45-70
págs. 71-95
págs. 96-143
págs. 144-170
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados