Ana, una niña del Algarve, región al sur de Portugal, regala a su padre, Antonio, un brillante escudo para que su amiga imaginaria, Lusita, la imagen de la República de Portugal en esa moneda, pueda salir del tarro de cristal en el que, para conservarla resplandeciente, la ha metido. Antonio, que colaborará con el maestro Joaquim Lopes, encargado de pintar «La descarga de bacalao» para el pabellón de Portugal en la Exposición Iberoamericana de 1929, visitará Lisboa y Oporto, llevando a Lusita con él. Finalmente, Ana, acompañada por su familia y Lusita, irá a Sevilla.
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