A finales del Antiguo Régimen las penas criminales, como la de muerte, las prisiones dantescas y la tortura como desvariado camino hacia la verdad, además de crueles por sí mismas eran ejecutadas con suma crueldad, causando males mucho mayores de los que pudieran resultar imprescindibles para cumplir con el sentido de la pena, males de lujo que diría Pacheco sobre el ensañamiento. Se advierte bien en los grabados de Francisco de Goya o en los Jacques Callot y también en la pintura de la plaza de la Vicaría de Nápoles que se muestra en el libro: condenados a ser colgados de los brazos atados a la espalda, bailando descoyuntados en el aire de la pértiga, presos sin más alimentos que los que los familiares lanzan a las canastillas que penden a modo de cañas de las rejas de las celdas y la muerte como espectáculo mayor, con procesión de trompetas y timbales que lo anuncian por la ciudad para que nadie quede libre de presenciar el horror y sufrir el pavor con el que se pretende, en vano, que todos se acomoden al cumplimiento de la ley. La proximidad de lo cruel aviva la sensibilidad contra la crueldad. A ello pretende servir esta Geografía, que en este primer volumen alcanza España, Italia, Argentina y México
págs. 23-52
El contexto jurídico y ceremonial de la ejecución de los capitanes comuneros de Castilla en Villalar
págs. 85-116
págs. 117-130
págs. 131-145
págs. 147-170
págs. 171-192
págs. 193-210
págs. 211-222
págs. 223-251
págs. 253-273
págs. 275-290
págs. 291-301
págs. 303-330
págs. 331-352
págs. 353-370
págs. 371-406
págs. 407-428
págs. 429-448
págs. 473-485
págs. 487-506
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados