Como indica el título de un conocido ensayo, las ideas tienen consecuencias. El hombre ha ido plasmando en sus acciones, decisiones y formas de vida a lo largo de la Historia, los distintos planteamientos filosóficos y éticos que le inspiraban. Hoy, en un sistema social en que parece prevalecer el interés económico como fin último que da razón de las decisiones, da la impresión de que se puede defender incluso la creencia de que un fin esté justificado a pesar de que se tenga que sustentar en la perversión de los valores morales.
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