Para poder desentrañar los entresijos que han ido fraguándose en la manera de entender el arte de Juan José Narbón hay que remontarse, antes de que su estilo se asentara y tomara posiciones en el panorama artístico, a aquellos balbuceos realistas a los que se adscribió dentro de la pintura figurativa española de la década de los cincuenta y principios de los sesenta, de los que fue un claro testigo, asistiendo también a la resistencia informalista o aquellas inquietudes éticas y estéticas urgentes que los conceptuales propusieron.
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