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Desde las décadas centrales del siglo XVII, la pintura andaluza experimentó un fenómeno singular: la proliferación de series de cuadros que describen la biografía, más o menos completa, de un personaje o las etapas de un acontecimiento biográfico concreto, y que fueron fruto del encargo de particulares para interiores domésticos u oratorios privados. Los temas que tratan, sus comitentes y los espacios a los que iban destinadas influyeron en el tamaño, por lo general mediano, de los lienzos, en su fuerte componente narrativo y en que contuvieran muchos elementos que propiciaban la posibilidad de establecer paralelos entre los episodios narrados y la experiencia cotidiana. Son series por tanto que no solo se planteaban como «ejemplo» vital para sus propietarios y sus invitados, sino que ofrecían a estos múltiples posibilidades de «recreo», al sumar una amplia variedad de tipos, trajes, expresiones y motivos ambientales al componente novelesco de las tramas. El hecho de que muchos de los episodios narrados transcurrieran al aire libre, las convirtió además en un instrumento importante para el desarrollo de la pintura de paisaje.
El presente libro, en el que se estudia por primera vez de manera monográfica este fenómeno, tiene como ejes principales las series de la parábola del hijo pródigo, de Bartolomé Esteban Murillo, de la historia de José en Egipto, de Antonio del Castillo, y de la vida de san Ambrosio, de Juan de Valdés Leal. En él se analiza también de manera específica la relación entre estos ciclos y la vida cotidiana a través del capítulo dedicado a escenas que representan banquetes o encuentros ante un pozo, dos de los lugares de sociabilidad por excelencia.
págs. 15-49
págs. 51-67
págs. 70-97
págs. 98-129
págs. 130-163
págs. 164-187
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