Antonio Rivera Blanco (coord.)
Los trabajos que se recogen en este libro atienden a la preocupación que nace del pasado de una sociedad como la vasca en que se ha utilizado el terrorismo como herramienta política, pero que tiene su acicate más próximo en la política de memoria sobre ese pasado fomentada por el nacionalismo. Y es que, tanto en la realidad vivida en el pasado como en el relato de ella que propone ahora esa política memorial, existe un acusado déficit: el de no destacar lo necesario aquello que el terrorismo tuvo y tiene de fenómeno específico y particular, eso que lo hace imposible de confundir o mezclar con otro tipo de violencias que también han tenido lugar en nuestro país.
La idea de que siempre existieron dos bandos, ambos violentos y política y moralmente reprochables, encaja a la perfección con la cosmovisión nacionalista vasca sobre la Historia: es sumamente útil como marco mental de comprensión del pasado de cara a su sanación y superación, suministra una coartada satisfactoria para unos ciudadanos que se inhibieron de tomar parte contra el terrorismo cuando tocaba hacerlo y, al final, nutre de cierto grado de satisfacción moral o psicológica a los que apoyaron la violencia terrorista, que se ven justificados (o explicados) por la violencia simétrica de ese otro bando. No hay nada tan efectivo como un esquema de explicación por oposición binaria para que se acepte y supere cualquier realidad conflictiva poniéndose el que reparte doctrina fuera y por encima de ella.
Pero sucede que no es así: que no existieron dos bandos, no existió un magma de violencia del que el terrorismo fuera tan sólo una parte y un actor más. Léanse los trabajos que siguen para comprobarlo desde el prisma concreto que adoptan, el de la narración histórica seria y fiable.
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