Resumen de Restauración de ecosistemas de montaña: cultura y ecología desde el páramo y el Piedemonte Llanero
Luis Fernando Prado Castillo (coord.), Pablo Andrés Gil Leguizamón (coord.), Alexander Sabogal González (coord.), María Eugenia Morales Puentes (coord.)
Colombia es sinónimo de exuberancia biológica, sus innumerables historias geológicas la han convertido en el refugio perfecto de miles de especies animales y vegetales. Los movimientos tectónicos que hicieron posible su ubicación en el trópico, permitieron particularidades climáticas; el levantamiento de la cordillera de los Andes que generó maravillosos ecosistemas a lo largo de su gradiente y que mantiene en suelo colombiano una red fluvial sin igual; la formación del istmo de Panamá, que unió Suramérica con Centro y Norteamérica situando al territorio en la puerta para el intercambio de flora y fauna, y que generó dos ambientes marinos únicos, entre otros fenómenos, han convertido al país en un laboratorio biológico, en donde la vida se ha autorizado inimaginables aventuras evolutivas y cuyo resultado es la megadiversidad que lo habita.
El conocimiento de esta megadiversidad no solo representa una manera de entender que el entorno y nosotros mismos, somos producto de procesos intangibles a grandes escalas de tiempo, que apenas se vislumbra. También constituye una herramienta fundamental para descifrar el funcionamiento de los ecosistemas, y consentir su uso en el contexto de la sostenibilidad y manejo respetuoso de los recursos naturales. La gran variedad de ecosistemas presentes en Colombia, además de ser invaluables reservorios de flora y fauna, proveen innumerables servicios ecosistémicos, sin los cuales ninguna sociedad podría ser sustentada. Hábitats tan disímiles y particulares como el páramo y el piedemonte llanero brindan beneficios fundamentales, como la captación y protección del recurso hídrico (entre muchos otros), que influye directamente en la calidad de vida de las comunidades locales.
