Gran observador de sí mismo, en los relatos seleccionados para este volumen, Édgar Allan Poe usa el lenguaje para hacer pinturas en claro oscuro de los espacios de su imaginación. Las palabras conducen al lector a caminar por rincones de casonas antiguas, perder el sueño por la belleza de fantasmales mujeres, sentir en su propio pecho las dificultades respiratorias y palpitaciones de seres sumidos en el pánico. Relatos en primera persona en cuya base se encuentra el conflicto del autor con la conciencia moral y su incapacidad para darse una tregua a sí mismo. Una verdadera provocación para los lectores.
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