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En los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 Adolf Hitler quiso mostrar al mundo la superioridad de la raza aria. Pero un joven deportista se interpuso en sus planes. Jesse Owens, un atleta negro, alto y desgarbado procedente de los campos de cultivo de Alabama y los guetos de Cleveland, ganó cuatro medallas de oro. Demostró al mundo que la superioridad no se basaba en el color de la piel ni en el origen de un linaje.
Jesse es más que el retrato de la vida del gran atleta. Es un relato que muestra los mecanismos internos de un ser gran humano. De carne y hueso. El destino contra el que luchó, los amigos y la familia que le dieron fuerza y el Dios que siempre respondió a sus plegarias…
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