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Aportes: Revista de historia contemporánea, ISSN-e 2386-4850, ISSN 0213-5868, Año nº 36, Nº 105, 2021, págs. 236-239
«No me hable usted de la guerra» rezaba un singular botón para solapa que mostraban algunos paseantes por las Ramblas de Barcelona a principios de 1915. Sin embargo, en aquellos primeros meses de la Primera Guerra Mundial, cualquier noticia extranjera relacionada con el conflicto tenía cabida en los periódicos. Hasta puede decirse que llegó a producirse un verdadero cansancio entre ciertos ciudadanos que constataban que el exceso de informaciones (mapas, entrevistas a generales, descripciones de las trincheras, informes económicos y médicos, fotografías, etc.), y el contraste de las propagandas ideológicas de los dos bandos no ayudaba a esclarecer los hechos ocurridos ni a orientar mejor a los lectores.
Todos los diarios de las principales ciudades se apresuraron a enviar, ya fuera cerca del frente o directamente en las trincheras, a sus corresponsales de guerra, favoreciendo la popularización de un «nuevo» oficio especializado, probablemente el último oficio de aquel recordado «mundo de ayer». Testimonio ocular de los hechos que relataba, el corresponsal intentaba satisfacer las demandas de los lectores, que deseaban conocer la realidad más próxima, demandas de captación casi «en bruto» de la guerra.
Siguiendo la estela de figuras legendarias como el célebre reportero francés Albert Londres, Gaziel sería el caso hispánico más reconocido. Pero, para sostener el interés informativo de la guerra, los periódicos encomendaron el relato de la guerra en sus páginas a algunas de las plumas más relevantes del país, desde Manuel Azaña a Francesc Macià, desde Azorín a Ramón del Vallé-Inclán, pasando por nombres claves como Eugeni Xammar, Santiago Rusiñol o Vicente Blasco Ibáñez, y mujeres como Sofía Casanova, Carmen de Burgos o Àngela Graupera.
Un siglo después, comentadas e interpretadas por reconocidos especialistas en la materia y en cada autor, esta antología de crónicas ofrece al lector los frutos más representativos que dio el periodismo de guerra español del período, y refleja la extraordinaria variedad de estilos y temáticas con que los escritores-periodistas más relevantes del momento intentaron contar la realidad auténtica del «teatro de la guerra» en las páginas de los periódicos.
Presentación.: «No me hable usted de la guerra»
pág. 1
Las bombas y las letras: Azorín en el París de la Primera Guerra Mundial
págs. 3-16
págs. 17-26
págs. 27-39
págs. 42-69
págs. 71-84
«Yo no he visto las batallas; pero he visto la guerra». Carmen de Burgos y la Primera Guerra Mundial
págs. 87-101
Àngela Graupera i Gil: La primera corresponsal de guerra catalana en la Primera Guerra Mundial (1914–1918)
págs. 103-113
Entre la información y la persuasión: Crónica XI de de la guerra: Crónicas de Polonia y Rusia, de Sofía Casanova
págs. 116-127
págs. 131-144
Culturalismo y retórica: sobre las crónicas de la Gran Guerra de Ramón Pérez de Ayala
págs. 145-160
págs. 161-173
págs. 175-185
págs. 187-202
págs. 203-214
págs. 215-224
págs. 225-237
Un francófilo en Francia: Claudi Ametlla y la destrucción de la catedral de Reims
págs. 239-253
Manuel Azaña: El dolor y la fuerza de Francia, símbolos para España
págs. 257-269
págs. 271-284
págs. 285-301
págs. 303-316
págs. 317-329
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