Nuestra definición como animales racionales ha caducado, ya que ahora sabemos que esa característica la tienen también otras especies. De ahí la indagación a este respecto y su correspondiente resultado, que se abordan en este libro y cuya conclusión es que la evolución sí que nos ha dotado de algo específico: nuestra capacidad de idear, en base a la cual todos y solo los sapiens vivimos una realidad externa, en relación con el medio, otra interna, en base a nuestra cosmovisión personal, y que además las simbolizamos, sobre todo a través del lenguaje y demás expresiones culturales. Por eso que nuestra definición más ajustada se corresponda con la de “animal de realidades”.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados