Este libro puede ser entendido como una réplica a la lectura ontoteológica de Hegel que ha hecho Heidegger. Defiende la idea de que tal ontoteología involucra su propia superación. El dios hegeliano (el lógos, la esencia de lo real) funda lo que existe abismándose, lo afirma negándose, la radical ausencia de sentido que tal abismo implica es el único sentido de lo que hay. Hegel piensa, por lo tanto, un absoluto que es la negación de lo absoluto. La razón absoluta hegeliana no tiene otro sentido que hacer de este aquí y ahora desamparado y mortal (el Hiersein de la novena elegía de Rilke) lo único absoluto.
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