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Geomorfología práctica: Ejercicios de fotointerpretación y planificación geoambiental

Imagen de portada del libro Geomorfología práctica

Información General

Resumen

  • Vivimos en la actualidad una época en la que se pone especial atención en las habilidades, que tanta buena prensa han adquirido en el lenguaje de los educadores. Desde que en la ya muy lejana antigüedad el hombre fuera calificado de faber ha predominado un sentido manual en sus actuaciones, frecuentemente asociadas a la mano derecha, motivo por el que fueron pronto denominadas destrezas. Por el contrario, la otra, siniestra, fue cargada semánticamente de todas las torpezas que el ser humano imaginar podía: ¡hasta se habla de siniestralidad para referirse a la calidad y cantidad de accidentes!. Y el castellano buscó una palabra vasca, eskerra, para referirse a la mano izquierda.En la era de la técnica de los ordenadores, las habilidades han venido a resucitar el viejo esquema gremial de los talleres (ahora llamados más pomposamente e indebidamente "workshops") y del trabajo manual. Con ello se pretende dar sentido práctico al aprendizaje. Todo conocimiento debe tener una finalidad, aunque no sea sino el propio orgullo o la satisfacción personal. A esta tarea, no siempre abiertamente confesada, se ha dedicado largo tiempo la Universidad, sabedora y engreída de ser el depósito de la especulación racional. Pero nuevos aires barren esta septicentenaria institución, de los que no pueden zafarse ni las ramas del saber que antaño más meta-físicas se consideraban. Entre ellas pueden contarse tanto la Geología como la Geografía, alejadas -en cuanto a sus fechas de inicio- de las Ciencias Exactas, y dedicadas a la historia y descripción de la Tierra. La practicidad invade todo nuestro quehacer, pues el ser humano debe dar respuesta al gran reto de acomodarse -a ser posible sin una intervención excesivamente nefasta- en la Naturaleza. Surge así la preocupación por la optimización de recursos, para lo cual resulta necesario el estudio previo del ambiente. Aclarado el funcionamiento de la Naturaleza, la intervención en ella dejará de ser ciega agresión para convertirse en clarividente uso. No obstante, queda por deslindar la sutil frontera entre éste y el abuso. La obra que tiene el lector en sus manos es fruto de una voluntad de cubrir el amplio tema del uso práctico de la Geomorfología. Pasar del reconocimiento de una llanura de inundación a la probabilidad de ser inundada es relativamente fácil, y exige, en la praxis, una aplicación a la planificación por el riesgo de avenidas, lo que repercutirá en el precio del suelo, su uso óptimo, y el destino final que se le asigne tras una decisión política. El usuario del libro debe tener claro que tras el estudio de la geomorfoidentificación, con lo que ello lleva aparejado de mofografía, morfometría, morfocronía, y morfogénesis, se halla abocado a la morfoprognosis. en la que se pone de manifiesto todos los conocimientos anteriores. Desbrozar el trabajo de información básica a los que deben tomar decisiones es el punto culminante de la aspiración científica. Los autores son un conjunto de jóvenes profesores del Departamento de Geodinámica de la Universidad Complutense de Madrid con amplia experiencia en la ordenación o planificación, a la que dedican este volumen. La exposición del temario, muy ajustado a lo que son las clases prácticas realmente posibles a lo largo de un curso universitario, es fluida, amena, interesante y está perfectamente hilada. Unos simpáticos dibujos ayudan a una lectura más informal, que, no obstante, no restan seriedad ni rigor científicos al producto acabado. Se ha optado igualmente, con gran acierto, por una presentación de numerosos ejemplos que enriquezcan la utilidad del libro, que no dudamos ha de constituir un éxito entre un sinfín de usuarios potenciales de las más variopintas procedencias, pero que confluyen en el interés por el utilitarismo de las geo-ciencias. Ante el acúmulo creciente de información el filósofo Ortega declaraba que al ser humano no le cabía más alternativa que la meditación. Es, sin duda, un acierto de nuestro pensador reconocer aquellas otras intrínsecamente humanas, en las que no cabe sustitución por las cada vez más perfeccionadas máquinas, y a las que tanto ahorro de energía debemos. Superando el pesimismo del Fausto de Goethe para quien el hombre yerra siempre que ambiciona ("es irrt der Mensch solang'er strebt") debemos fomentar el avance y la progresión en los conocimientos que nos han de proporcionar una más armoniosa convivencia con la Naturaleza, tal y como aquí se manifiesta.

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