La diversidad cultural presente en las sociedades actuales constituye una consecuencia inevitable de la globalización, pero puede generar al mismo tiempo numerosos conflictos de carácter político, social y jurídico. Los asesinatos por causa de honor, la infibulación del clítoris o la escarificación, son algunos de los comportamientos aceptados o incluso impuestos por la cultura de ciertas minorías culturales que pueden ser considerados delito por el ordenamiento jurídico de los países occidentales en los que estas se alojan. Asume así gran importancia el estudio de las distintas tendencias en la jurisprudencia y en la doctrina penales de dichos países frente al surgimiento de los llamados delitos culturalmente motivados.
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