El municipio se ha configurado históricamente como el más importante -aunque no el único- núcleo básico de articulación del poder a escala local. De ahí la importancia de conocer las diversas formas de participación y de representación vecinal en los órganos que conformaban la administración municipal. Desde finales de la edad media y hasta la abolición de los fueros, la mayor parte de los municipios valencianos de realengo se rigieron por el procedimiento electoral conocido como insaculación, que consistía básicamente en el sorteo anual de los principales cargos directivos entre grupos de vecinos previamente hablitados para poder concurrir. La introducción y paulatina difusión de la insaculación se realizó de forma gradual, en virtud de reales privilegios que establecían las peculiaridades del modelo a aplicar en cada municipio, siempre único y distino a los demás, en función de la articulación social interna de cada entidad local.
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