El sol de medianoche: 111 paradojas

" Tiempo atrás pensaba que los escritores moralistas eran muy valientes, pues retrataban de una manera tan hostil a muchos de sus lectores que se exponían a perderlos para simepre.Sólo después he comprendido que al afear los viciosen general no estaban correindo el menor riesgo, porque ningún lector se da nunca por aludido ante la representación de un defecto , por muy precisa que sea la descripción del carácter que lo encarna. Los personajes ridículos de las novelas o los tipos psicologicos denostados en los ensayos siempre se parecen a gente que conocemos, pero nunca a nosotros mismos. Así que la única forma de que alguien se diera por aludido al caracterizar hábitos tan corrientes como la vanidad, la tacañería, la mixtificación o los sueños de grandeza sería nombrar al caracterizado sin olvidar los dos apellidos, la fecha de nacimiento y el lugar de residencia. Sólo que tal informe ya no sería visto por el aludido como la descripción de un vicio, sino más bien como la perpretación de un insulto. Un insulto, lo más probable y con toda la razón del mundo, absolutamente intolerable".

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