1514. Toda Sevilla se prepara para la gran expedición que organiza Pedrarias Dávila. A la Casa de la Contratación de Sevilla, centro gestor de los asuntos de las Indias recién descubiertas, afluye un gentío llegado desde todos los rincones de la península: soldados, comerciantes, clérigos, artesanos, campesinos, nobles encumbrados e hidalgos arruinados, todos se empeñan en conseguir una plaza a bordo de las embarcaciones que se aprestan para zarpar en la capital andaluza. No importa si para ello deben vender sus bienes o empeñarse ante usureros. La ocasión lo merecía. Son muchos los hombres, más de tres mil, los voluntarios dispuestos a probar fortuna en ese lejano territorio en donde decían que se pescaba el oro con redes...
La epopeya de Pedrarias Dávila y sus compañeros es fascinante. Con rigor histórico en el desarrollo de los acontecimientos y en la semblanza de los principales personajes, Pedrarias Dávila o la Ira de Dios la presenta sin regatear méritos a los conquistadores, aunque no pasa por alto su codicia y su violencia en una visión de la brutal conquista centroamericana tan amena como atractiva.
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