Uno a uno los poseía, pero eran ellos los que le iban atrapando. d1 Desde niño, Ludwig Schmitt tiene la asombrosa capacidad de diseccionar los sonidos y albergarlos en su interior. Durante su infancia se dedica a coleccionar sonoridades. Pero cuando cree que su colección está terminada, descubre que le falta un sonido, «una frecuencia única, la más ansiada, un sonido perfecto, celestial, mágico y eterno». Dedicará entonces todas sus energías a escrutar los sonidos de la Tierra en busca del último sonido de su colección.
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