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Índice de contenidos: Prefacio. Qué es el diseño gráfico Introducción. Veinte reglas para crear un buen diseño Capítulo 1. La forma y el espacio Visualizar la forma y el espacio Categorías de la forma Cómo ocupar el espacio Estrategias de composición Una base para el significado Capítulo 2. Los fundamentos del color La identidad del color Interacción cromática Los sistemas de color Emociones y mensajes Capítulo 3. Elegir y utilizar los tipos Estructura y características ópticas de los tipos Aspectos estilísticos El funcionamiento del texto La textura y el espacio Los tipos como información La influencia del color en los tipos Capítulo 4. El mundo de la imagen Lo real, lo irreal y todo lo demás Los medios de comunicación y sus métodos Opciones de presentación El contenido y los conceptos Capítulo 5. La organización del conjunto La lógica visual La estructura de la página La disposición intuitiva Integrar tipos e imágenes Sistemas de maquetación Apéndice A. Elegir bien a la hora de diseñar. Veinte pautas para diseñadores Apéndice B. Un poco de revolución. Cuándo y por qué cuestionar cualquier punto de este libro Colaboradores Agradecimientos Acerca del autor |
Organizaciones y empresas de todas clases utilizan el diseño gráfico con la intención de comunicar sus mensajes de una forma clara y vinculada a una experiencia emocional. La calidad de esa experiencia depende de la pericia que el diseñador haya mostrado a la hora de transformar el mensaje en un conjunto organizado, fácil de recordar e impactante visualmente. El buen diseño es mucho más que la suma de sus elementos, exige comprender los fundamentos de la forma y la composición, los mensajes del color, la relación entre los distintos tipos de signos visuales, el ritmo de la jerarquía informativa y la forma en la que tipografía e imagen trabajan para producir un mensaje unificado y coherente.
Este libro es un manual exhaustivo y entretenido que incluye cientos de consejos prácticos y de ejemplos destinados a que los diseñadores gráficos desarrollen los conocimientos, las habilidades y la intuición que exige el buen diseño. Los elementos del diseño es un manual sólido y lúcido que analiza de forma exhaustiva los fundamentos de la tipografía, la maquetación, el uso del color, el espacio, la imagen y los modos de integrar el conjunto. Ofrece grandes consejos que atañen a los principios del diseño pero, además, muestra cómo romper las normas básicas sin comprometer la comunicación o confundir al público.
| Texto del prefacio: Qué es el diseño gráfico Entender el significado del diseño es no sólo entender el papel que desempeñan la forma y el contenido, sino descubrir que el diseño es también un comentario, una opinión, un punto de vista y una responsabilidad social. Diseñar es mucho más que simplemente ensamblar, ordenar, incluso editar: es añadir valor y significado, iluminar, simplificar, aclarar, modificar, teatralizar, persuadir y, quizá, incluso entretener. Diseño es un sustantivo y una forma verbal. Es el principio, el fin, el proceso y el producto de la imaginación. Paul Rand Diseñador gráfico. Design, Form, and Chaos, Yale University Press, New Haven, 1993. El diseñador gráfico es un comunicador: toma una idea y le da forma visual para que otros la entiendan, la expresa y organiza en un mensaje unificado sirviéndose de imágenes, símbolos, colores y materiales tangibles, como una página impresa, e intangibles, como los píxeles de un ordenador o la luz en un vídeo. Los diseñadores gráficos realizan esta labor para una empresa u otra organización con el fin de ayudarlas a llevar su mensaje al público y con ello provocar en éste una respuesta determinada. El diseño gráfico como industria es primo de la publicidad y ambos nacieron del tumultuoso periodo de la Revolución Industrial de finales del siglo xviii y principios del XIX, cuando la clase trabajadora comenzó a disponer de tiempo y dinero para emplear en compras y otras actividades. El diseño gráfico y la publicidad comparten un objetivo común: informar al público de los bienes, servicios, acontecimientos o ideas que alguien cree que les pueden interesar. Pero el diseño gráfico se distingue de la publicidad en lo que respecta a su objetivo: la publicidad, una vez que ha informado al público de su producto o espectáculo, intenta engatusarlo para que gaste dinero. Sin embargo, el diseño gráfico busca únicamente aclarar el mensaje y transformarlo en una experiencia emocional. Claro que el diseño gráfico es utilizado a menudo por la publicidad como un instrumento para vender, pero el diseño del mensaje es, en sí mismo, un logro. Este propósito es lo que diferencia al diseño gráfico de las demás artes visuales pues se trata de un propósito definido por el cliente y manifestado por el diseñador, más que de un propósito generado por éste. Aunque históricamente el mecenas fue a menudo un cliente de los grandes maestros, lo cierto es que, hasta el siglo xix, la creación artística se entendía intrínsecamente como una industria de servicios. La mística de la 'autoexpresión', del artista bohemio, no surgió hasta la década de 1830 y la idea del diseñador gráfico como 'autor' no apareció hasta la década de 1970. En los casi cincuenta años transcurridos desde que la industria del diseño empezó a exigir que se considerara al diseñador gráfico como profesional, a éste se le han colocado múltiples etiquetas: desde estratega visual hasta mediador cultural. Mientras tanto, el diseñador daba forma no sólo a las bases del mundo corporativo mediante ingeniosos recursos visuales, sino también al más amplio lenguaje visual del entorno posmoderno. Todas estas funciones son importantes para el diseño gráfico, pero, si no queremos correr el riesgo de olvidar la verdadera naturaleza del diseñador, recordemos qué es lo que hace un diseñador gráfico. Un diseñador gráfico asimila conceptos verbales y les da forma. Un diseñador organiza esa forma resultante y la convierte en una experiencia tangible y comunicable. La calidad de esa experiencia depende de la pericia y habilidad del diseñador para crear o seleccionar formas con las que manifestar conceptos o mensajes. Un diseñador es responsable de la vitalidad intelectual y emocional de la experiencia que transmite al público con dichos mensajes. La misión del diseñador es elevar la experiencia del mensaje por encima de una banal transmisión literal, del mero placer visual producto de su egoísmo confuso e indulgente o de su afán de realización personal. No obstante, éstos pueden resultar importantes para el diseñador ya que la belleza es, al fin y al cabo, una de las funciones de cualquier mensaje visual relevante; así como la prosa puede ser o aburrida y seca o elaborada y poética, también un objeto útil puede ser diseñado para no reducirse sólo a su realidad física. Hacia 1932, Adolf Loos, el notable arquitecto vienés, decía: 'Existe una gran diferencia entre una urna y un orinal y es en esta diferencia donde se abre un margen para la cultura'. Este margen es muy amplio. Diseñar es una disciplina que integra grandes cantidades de conocimientos, aptitudes e intuición, pero es más que la suma de los diversos elementos que lo conforman: es comprender los fundamentos de la forma y la composición, aplicar dichos fundamentos para evocar emociones y simbolizar conceptos de mayor alcance, manipular los mensajes del color, comprender la semiótica y la relación entre los distintos tipos de signos visuales, controlar el ritmo de la jerarquía material e informativa, integrar tipos e imágenes para producir un mensaje unificado y coherente, planear la elaboración del trabajo y, finalmente, asegurar la calidad física de éste como objeto, ya sea impreso, digitalizado o construido. Copyright del texto: sus autores Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL |
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