Índice de contenidos: Introducción Aesthetic Apparatus, Estados Unidos François Caspar, Francia Fang Chen, China Cyan, Alemania Oded Ezer, Israel Hakobo (Jakub Stepien), Polonia Hammerpress, Estados Unidos Pedram Harby, Irán Jianping He, China HendersonBromsteadArtCo, Estados Unidos Fons Hickmann (m23), Alemania Jewboy Corporation, Israel Andrew Lewis Design, Canadá Little Friends of Printmaking, Estados Unidos Luba Lukova, Estados Unidos Methane Studios, Estados Unidos Modern Dog, Estados Unidos Patent Pending Design, Estados Unidos Sandstrom Design, Estados Unidos Seripop, Canadá SpotCo, Estados Unidos Spur Design (Dave Plunkert), Estados Unidos Slavimir Stojanovic (Futro), Eslovenia Studio Boot, holanda Yuri Surkov, Rusia Sussner Design Company, Estados Unidos The Heads of State, Estados Unidos Thinkmule, Estados Unidos Thirst (Rick Valicenti), Estados Unidos Martin Woodtli, Suiza La próxima ola Epílogo |
Como ocurrió con los discos de vinilo, durante las últimas dos décadas los carteles parecían haberse extinguido. Un soporte privilegiado para comunicar información que ha producido verdaderas obras de arte desapareció para dejar paso a otras formas de marketing. Actualmente algunos diseñadores han comenzado a recuperar el cartel como lienzo perfecto para la expresión creativa y como vía de escape de otros medios más restrictivos. La obra revolucionaria de estos diseñadores ha devuelto su importancia al cartel y ha demostrado que aún mantiene sus privilegios y su poder como herramienta de comunicación.
Carteles. Nuevos diseñadores recoge obras de diseñadores consagrados junto a las de jóvenes recién llegados. Esta ecléctica colección de obras, compilada en un momento álgido del renacimiento del cartel, resulta verdaderamente inspiradora.
Texto de las citas previas: Un cartel es un cartel y no una pipa. Un cartel transmite un mensaje. A veces. Un cartel es una hoja de papel sin reverso. Un cartel es un sello. Puedes ponerlo en la pared o en una ventana, o en el techo o en el suelo, boca arriba o bocabajo. Hay carteles jóvenes que parecen muy viejos y carteles viejos que nunca mueren. Un buen cartel te ataca. Un mal cartel te ama. Y luego están los carteles lart pour lart que se aman a sí mismos y quieren ser bonitos. Los carteles de este tipo confunden a quien los mira, confunden sus ojos y lo fuerzan a buscar en el cartel algo que no está en él. Si se quiere, es posible fumárselo en una pipa. Uwe Loesch Me encanta el tamaño enorme y el impacto inmediato de los carteles. Son lo que más me gusta diseñar. Paula Scher Copyright del texto: sus autores Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL |
Texto de la introducción: Introducción. Está sucediendo algo especial Lo que estáis a punto de ver en este libro cabe calificarse de inesperado en el buen sentido de la palabra. Durante las décadas de 1980 y 1990, a medida que los clientes obtenían buenos resultados con otras formas de marketing y que las personas en general se volvían hostiles al hecho de que sus barrios quedaran empapelados, el valor de los carteles como vehículo para la transmisión de mensajes fue menguando. Del mismo modo que el CD reemplazó al disco, el cartel se convirtió en postal o en e-mail. Días tristes aquéllos. Algunos diseñadores se negaron a permanecer inactivos ante esto. La desaparición de un medio con historia y elegancia, que había servido como lienzo perfecto durante tanto tiempo, resultaba intolerable. Algunos de los mejores diseñadores del mundo volvieron al cartel como medio de expresión personal y como liberación con respecto de medios más restrictivos. También se propusieron demostrar que el cartel podía ser una herramienta poderosa a la hora de comunicar el mensaje de un cliente. Apareció entonces el trabajo deslumbrante de artistas como Pentagram, Niklaus Troxler, Michael Schwab, Alain Le Quernec y muchos otros que buscaron devolverle su función comercial. Art Chantry, Alejandro Magallanes, Frank Kozik, Yee-Haw Industries, Ames BROS., Charles S. Anderson y otros muchos, adoptaron una actitud más subversiva y trabajaron en los campos del teatro y la música, al igual que participaron del empeño del American Institute of Graphic Arts (AIGA) para devolver su importancia al cartel. Un proyecto que resume este empeño es el trabajo de Paula Scher para el Teatro Público de Nueva York. Su serie Bring in Da Funk tal vez sea la más conocida, pero toda la colección de carteles es muy sugerente. Muchas de las personas con las que he conversado a propósito de este libro sintieron lo mismo cuando los vieron en los anuarios de diseño (casi un año después de que Scher los diseñara). El cartel está vivo. Tiene fuerza, vibra y -lo que es más importante- es artísticamente creativo. La unión perfecta de diseño y fuerza de marketing, el teatro necesitaba ese equilibrio y éste necesitaba a los diseñadores. Como afirma Scher, los carteles son su formato favorito a la hora de realizar un diseño, pasión que se evidencia en cada una de sus elecciones. El público se dio cuenta enseguida de que su trabajo no era fruto de una pasión transitoria y de que Scher iba a seguir trabajando en la misma línea. Se trataba de un trabajo de largo alcance para un cliente de largo alcance. A medida que observaban este sorprendente resurgimiento, los clientes llegaron a reconsiderar el cartel como un posible escenario. Así, actualmente es el soporte principal que gigantes como Target o Starbucks eligen para la publicidad del interior de sus locales. El cartel ha reaparecido y me atrevería a sostener que está siendo utilizado mejor que nunca. Es cierto que Europa y Estados Unidos tienen ideas muy distintas acerca de su vitalidad y hay que admitir que la época de las hileras de carteles pegados en las calles de las grandes capitales internacionales ya ha pasado. Sin embargo, los carteles reaparecen, como el ave fénix, en nuevos lugares y de nuevas formas. Ya no pintamos las paredes de los graneros, sino que colocamos indicadores en el centro de Nueva York. Todo esto me hace echar de menos el pasado, pero aún más me hace sentir expectante ante el futuro. Y el futuro del cartel es ahora. Voy a presentar a unos pocos rostros familiares y a muchos otros de quienes deberíamos saber más. Desde las guerrillas de serigrafías de Estados Unidos hasta los diseñadores tecnológicos europeos o los artistas de otros continentes. He seleccionado obras de los mejores diseñadores de carteles de todo el mundo en este momento de renacimiento del medio. Por otra parte, este libro no es más que una instantánea de lo que está sucediendo en el mundo del diseño. Nunca me he encontrado ante una tarea más difícil que la de reducir mi lista inicial de nuevos diseñadores de más de un millar hasta sólo treinta. Este libro podría haberse extendido en una colección de volúmenes mejor que agrupar una serie de perfiles superficiales. Lo interesante del asunto es que pocos de estos diseñadores saben lo que están haciendo los demás. Puede que conozcan a unos pocos creadores dentro de su parcela de trabajo, pero tienen escaso conocimiento de la situación global del cartel. Su empeño es tan puro que están convencidos de luchar individualmente por mantener vivo este medio. Ahora podrán disfrutar del trabajo de sus hermanos y hermanas de empeño. John Foster Copyright del texto: sus autores Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL |
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