Resulta evidente que poseemos una cantidad de información muy superior a la que se haya podido tener en cualquier otra época histórica. Información de toda índole, sobre hechos históricos o contemporáneos, sobre procesos físicos y biológicos, sobre el universo en el que se halla nuestro mundo... Información buena de suyo y que supone un crecimiento sin precedentes en la historia de la humanidad pero que suscita importantes retos. Un primer reto se halla en la naturaleza "mediada" de la información que se nos ofrece. La cantidad de información que un hombre normal puede obtener en su vida a partir de sus propias experiencias ha permanecido y permanecerá más o menos inalterable en todas las épocas y resulta cuantitativamente pequeña. Esto quiere decir que la información que poseemos procede en su mayor parte de "otros". Son "otros" los que se encargan de recoger, seleccionar, presentar y difundir una gran cantidad de información cuyos destinatarios somos nosotros. Resulta así que una información fundamental, y que no resulta siempre accesible para el gran público, estriba en saber quiénes son realmente estos "otros", con qué criterios difunden información y con qué finalidad.
Pero el gran reto que la sociedad de la información supone para el hombre medio no radica, a pesar de resultar esta una cuestión crucial, en saber a ciencia cierta el origen y las condiciones de la información recibida. Más bien el reto fundamental se halla en la capacidad de interpretar y entender dicha información. Es decir, la cuestión radica en saber cómo integrar toda esa información de una manera crítica que me permita una mayor comprensión del mundo en el que vivo, que lo haga crecientemente inteligible. Porque de lo contrario, si toda la información recibida no tuviese por resultado este crecimiento en la comprensión de lo que me rodea y aun de mí mismo, eso querría decir que la masa de información que recibo se convierte más en un factor de aturdimiento que de realización. Que esto no suceda no es una cuestión de más información, de saber todavía muchas más cosas, sino de una claridad comprensiva que parte de comprender cuál es el verdadero sentido de la vida, su más profundo y verdadero significado.
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