Si en un principio los estudios anforológicos se encaminaron a conocer la evolución tipológica de las ánforas, contenedoras de tres productos básico de la alimentación romana, vino, aceite y salazones de pescado, en la actualidad, los estudios sobre la producción y comercio de sus contenidos ha acaparado gran parte de la investigación. Pues son las ánforas y la epigrafía asociada a ellas, los mejores fósiles directores para conocer la evolución del comercio de alimentos en el mundo antiguo.
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