La Universidad de Alcalá, por la singularidad de las circunstancias que han ido determinando su historia, está inmersa en un proceso de reivindicación permanente del patrimonio cultural y científico que fue generando a través de los siglos. Ese conjunto de bienes, materiales y espirituales, incluye la arquitectura, marco físico del quehacer intelectual. En este caso, el espacio que albergaba la docencia, ha necesitado una nueva definición, ha sido necesaria, además, su recuperación del abandono, del uso inadecuado, del deterioro que acumula el paso de los años. Ha sido necesaria su adecuación a los nuevos programas funcionales, a las nuevas demandas tecnológicas, al nuevo tejido urbano del que, no obstante, siempre ha sido parte fundamental.
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